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“Y qué guapa te ves siendo tuya, aprendiendo a amarte a ti misma” - Anónimo.

Quiero contar lo que me pasó en el año 2015 cuando entré a una universidad "prestigiosa" de la zona 10. Me acuerdo bien que mi primer día fue un jueves porque mi facultad era de las primeras en iniciar clases. Estaba súper emocionada por este paso porque de verdad quería entrar a conocer nuevas personas, a aprender y tener la experiencia universitaria.

Mi clase realmente era pequeña entonces desde el primer día ya medio habíamos visto quiénes estaban en la clase y empezar a conocernos mejor. Me acuerdo que lo vi pero no le di mucha importancia porque no le hablé y no pensé mucho en ese momento.


Pasaron los días y no lo volví a ver. Varias de mis compañeras me decían que él hacía falta en la clase pero realmente no sabía quién era entonces no le presté atención. Ellas se dieron cuenta porque de verdad éramos pocos en la clase. Pasó la semana y finalmente Ernesto se incorporó a las clases. El se sentó adelante mío y no nos hablamos para nada. Al final del día me fue a hablar y Me dijo que vio que yo tomaba notas en computadora y que si se las podía mandar por correo porque había estado de viaje esa semana y que necesitaba ponerse al día. Le dije que sí, que me diera su correo y yo le iba a mandar mis notas. Luego como para sacarme conversación, me preguntó si sabía dónde sacaban copias y me dijo si lo llevaba porque no conocía la universidad. Yo lo llevé, estuvimos hablando un rato y me fui.


Cuando llegué a mi casa y me acosté en mi cama, ya tenía un mensaje de él diciéndome si ya le había mandado las notas. Yo le dije "jajaja acabo de entrar a mi casa. Ahorita se lo mando" y me dijo que cómo se lo iba a mandar si encontró tirado el papel en donde me apuntó su correo. Me dio risa. Me pareció agradable. Desde ese momento no dejamos de hablar.

Pasaron los días y yo notaba que le gustaba pero yo me mantenía distante a él porque no sé, sentía miedo o inseguridad. Una espina que me decía que no estuviera con él (y vaya que tenía razón). Un día fuimos a jugar mini golf con los de mi clase y algunos de un año arriba. "Esteban" que era de un año arriba se me acerca y me dice "¿tú le gustas a Ernesto verdad?" Y yo le dije que sí que se notaba pero que no nos habíamos dicho nada.


Esteban me alejó de los demás y me dijo que me aconsejaba que no estuviera con él porque estaba en mi clase y que esas cosas nunca acababan bien. Me pareció raro y se lo dije a mis amigas. Ellas me molestaban que seguro yo le gustaba a Esteban pero uno como mujer sabe y yo estaba segura que no era así. Sentí su consejo bastante honesto pero como siempre, lo ignoré.


Ernesto me decía que yo le gustaba y que saliéramos. Yo me acuerdo bastante bien que le dije que todavía no porque me sentía insegura y que nos conociéramos mejor. El aceptó y seguimos hablando normal. Yo realmente le dije eso porque sentía esa corazonada de que algo iba a salir mal pero trataba de ignorarlo porque realmente sí me gustaba. Era una persona bastante encantadora, guapo y chistoso. ¿Qué podía pasar mal?

Mis amigas me decían que era muy buena persona y que le hiciera caso. No las culpo. De verdad aparentaba ser alguien totalmente distinto. Al final, le hice caso y empezamos a salir. Fueron aproximadamente seis meses muy bonitos, muy alegres y era todo lo que yo esperaba encontrar. De verdad que me hacía reír todos los días porque era de esas personas que no intenta demasiado para ser chistoso, solo lo era. Mis hermanas quedaron encantadas con el porque realmente era muy platicador y se interesaba en cualquier cosa que le hablaran.


Todo iba bien, podía ser yo con el porque no me juzgaba y me daba consejos sanos. El empezó a insistir que yo no era cariñosa con él pero no porque no lo abrazara sino porque íbamos caminando y el quería que fuéramos abrazados. Eso me incomodaba. Al final eso era algo mínimo, solo necesitaba más atención y al final, sentí que tenía razón y eran peleas tontas.


Todo empezó a cambiar cuando me fui de viaje por mucho tiempo con mi familia. El se obsesionó en hablarme. Entiendo que quería hablarme pero ya no era sano. El se quedaba despierto toda la madrugada para hablarme y hubo veces que realmente yo no tenía internet entonces si yo no lograba conectarme, el se había quedado esperando y yo era la culpable.

Yo intentaba explicarle que en algunos lugares el internet había sido muy malo y que me daba pena que se quedara despierto. Le dije que se durmiera y que yo le hablaría siempre que tuviera internet. Me ignoró e igual todas las madrugadas hacia lo mismo entonces yo hacía todo lo posible por hablarle. De verdad que sí le hablaba pero las veces que en serio no podía conectarme me empezó a insinuar que yo saber con quien estaba hablando. Yo trataba de hablarle a Ernesto; le explicaba que estaba de viaje y que sí le hablaba siempre que podía y que los días que no había podido realmente habían sido contados. Tuvimos una pelea fea porque el insinuaba cosas y yo solo estaba conociendo lugares con mi familia.


Luego regresé a Guatemala y tuve otro viaje con mis papás. Cuando yo le dije a Ernesto que

me volvería a ir, él se enojó conmigo diciéndome que era una desconsiderada porque yo me iba de viaje y el se quedaba extrañándome. Yo siempre le daba la razón y le pedía perdón por irme de viaje con mis papás y que tenía razón pero que de verdad tenía que ir. Le hablaba en todo momento entonces siempre que encontraba internet me conectaba porque sentía miedo que el se iba a enojar si no reportaba qué estaba haciendo. Pude aprovechar ese viaje con mis papás aún más pero yo estaba muy pendiente que el no se enojara y se sintiera triste que no estuviera con él.


Regresé a Guatemala y me decía que estaba rara porque no quería pasar tiempo con él. No era eso, para nada. Yo estaba cansada y solo quería descansar por el cambio de horario. Le decía que me diera unos días y luego ya estaría con el todos los días. El no entendía y se enojaba muchísimo conmigo. Empecé a pasar todo mi tiempo con el con tal que no se enojara porque era muy importante lo que el sentía, lo que yo sentía no tanto.


Empezó a celarme con todos. Literalmente todos. En los primeros meses de relación, Ernesto, Roberto (un amigo) y yo nos juntábamos a desayunar o tomar algo antes de las clases. Luego del viaje yo tenía prohibido hablarle mucho porque Roberto quería conmigo. Eso no era cierto y yo no entendía por qué me alejaba si no me juntaba solo con Roberto sino que Ernesto también estaba presente.


Yo le decía que me iba a juntar con una de mis mejores amigas y me decía que el también iría. Yo le decía que era solo nosotras y no porque no lo amara sino que quería tiempo solo con mi amiga. El me decía que yo no lo quería, que lo excluía y me hacía problema solo para que yo no fuera y me quedara con él. Llegué a tal punto de mentirle y decirle que la reunión con amigas era a las 2 pero en realidad era a las 3 porque yo sabía que me haría problema porque no quería que fuera. El peleaba conmigo y me decía que ya era tarde y que igual para que iba a ir si ya había pasado el tiempo entonces empecé a mentir de la hora porque ya era un hecho que el me alegaría por no pasar más tiempo con él.


Empezó a hacerme problema porque iba a salir con mis primos y mis hermanos. Que ese tiempo lo usara más con el. Pero de verdad, pasaba bastante tiempo con el. Lo único era que él no quería compartirme con nadie. Empezó a insultarme. Siempre que yo quería irme a un lugar con mis amigas me decía que era una puta, estúpida, me ignoraba y me manipulaba.


Siempre me insultaba, cortabamos, el me pedía perdón y yo lo perdonaba. Era un ciclo vicioso en donde me prometía que iba a cambiar y de un día a otro el perdía el control. Un día me decía que tenía razón, que necesitaba ayuda porque necesitaba controlar su ira y otro día me decía que era una estúpida, que el no estaba loco y que si me insultaba era porque yo lo hacía enojar. Con el las cosas eran muy cambiantes porque un día estaba bien y al otro día me odiaba y me decía que era una puta. Un día me decía que me miraba linda y al otro me decía que por qué llevaba pantalones rotos a la u; que era una puta porque enseñaba pierna y que casi llegaba en calzón.


Me decía que por qué usaba maquillaje, que deplano iba a putear a la u, que había engordado en mi viaje y que bajara de peso, que yo no le ponía importancia a él. Todo era YO. El nunca hacía nada. Si me insultaba me pedía perdón pero que no lo enojara. Yo tenía el autoestima tan bajo porque sabía que yo no me merecía esos tratos pero el me manipuló tanto que me empecé a creer todo lo que el me decía.


Cuando cortaba con el, me acordaba de todo lo que el decía y eventualmente terminaba creyéndome todo. ¿Quién me iba a querer si yo era una gran puta? ¿Quién me iba a querer como él? ¿Quien iba a querer a alguien tan puta como yo? Me creí tanto estas palabras porque el así lo decía siempre que lo dejaba y realmente sentía miedo. Sentía miedo de dejarlo porque me creía estas palabras y sentía vergüenza.


Mis compañeros se empezaron a dar cuenta que esto pasaba porque me alejé muchísimo de todos. Opté por solo saludar y mejor quedarme con el todo el tiempo porque sino el se iba a enojar conmigo y prefería no tener problemas porque "todos querían conmigo y yo era una puta". Me alejé también y principalmente porque me daba vergüenza porque el se enojaba conmigo si estaba hablando con más personas y habían hombres. Me empezaba a hacer un escándalo gritándome e insultandome todo lo que puedan imaginarse. Todos se daban cuenta cuando estábamos peleando porque el tiraba sus cosas y luego empezaba a querer hablar conmigo gritandome cosas hirientes.


Cortamos por lo menos 7 veces porque me gritaba y luego se arrepentía y me pedía perdón porque "iba a cambiar". Cada vez se ponía peor pero yo sentía vergüenza y creía que estaba atrapada con el porque prefería pasar eso a sentir "vergüenza de dejarlo". Llegó al punto que yo iba al gimnasio y el me llamaba y si yo no le contestaba, eso se volvía problema. Hasta me decía "puede hacer ejercicio hablando conmigo o con quién va a putear pues?"


Hubo días que iba manejando y tenía que parar en cualquier lugar porque de la nada empezaba a llorar, gritar, temblar y patalear de la impotencia de no tener control de mi vida y de sentirme atrapada. Aprendí luego que eso eran ataques de ansiedad y yo no lo sabía.


Mi mejor amiga se había alejado de mí porque yo seguía con el y no entendía que yo no merecía eso. Un día Ernesto me encontró una conversación en donde un ex me había hablado. No era nada, era solo que si llamaba a unos lugares para cotizar algunas cosas, podía ganar algo de dinero. Yo le dije que sí y el se enojó. Se enojó tanto que en vez de hablarlo, me pegó en la cara. Yo le dije lo que había hecho y su respuesta fue "que exagerada ni le pegué". Yo me bajé del carro y cuando le conté a mi amiga ella se entristeció tanto de verme en esa situación porque cuando le llegue a contar le dije "es que lo enojé porque estaba hablando con mi ex de eso de trabajo y se enojó conmigo. Le voy a dejar de hablar porque yo se que se pone celoso". Fue una forma de atribuirme la culpa porque yo lo había enojado. ¿Que triste ver a tu amiga así verdad? Ella estaba enojada porque no podía creer que yo no podía ver que la culpa era de él y después de todo yo seguía culpándome.


Hablamos después de eso y me dijo que empezaría terapia y como siempre yo le creí. Pasamos varias semanas sin pelear y empecé a creer que finalmente estaba cambiando.

Llegó el último día de universidad y ese día la pasamos súper bien antes de ir a nuestro último examen. Me acuerdo que fuimos a comer, estudiamos y todo estaba perfecto. Entramos al examen y el terminó antes que yo. Fue a mi bolsa y agarró mi teléfono. Yo escuché que tiró mi bolsa y cuando lo vi, tenía la típica mirada de cuando estaba perdiendo el control. Yo me asusté y volteé a ver a mi amiga y ella tenía cara de horror porque sabía cómo se ponía Ernesto. Yo empecé a pensar en todos los hombres a los que les había dejado de hablar por él. No sabía ni quien era. Cuando salí me gritó "ya vió quién re putas la llamó? Que mierdas quiere ese imbécil?" Yo vi quién era y le dije que yo le había dejado de hablar hace ratos (le había mandado un mensaje que ya no podíamos hablar, que verguenza) y que Ernesto había visto cuando yo le mandé ese mensaje. Me empezó a gritar que lo llamara pero yo le respondía que no porque sabia que el me iba a arrebatar el teléfono y realmente me daba vergüenza.


Se fue todo el camino de mi clase, al parqueo gritandome que era una zorra, fácil, tonta, estúpida, entre otro montón. Me encontré a mi amiga y traté de disimular que todo estaba bien pero ella ya sabía por cómo estaba el de bélico. Ese día íbamos a salir a celebrar entonces mi

Amiga me dijo al oído "me voy a quedar acá por si algo pasa, cualquier cosa me llamas". Yo le dije que se fuera y que no se preocupara, que lo iba a calmar.


Íbamos caminando para el sótano y es un trayecto corto pero yo lo sentí eterno. Me estaba gritando y perdió el control. Me agarró de un lado de la cabeza, del pelo, y me somató contra la pared. El siguió caminado alegandome como si fuera algo súper normal. Yo me quedé parada asimilando lo que me acababa de pasar. Se volteó y me gritó que me apurara. Yo le dije con miedo "ya me cansé, ya no quiero estar con usted, ya no puedo más". El me escuchó pero se me acercó retandome y gritandome que me atreviera a repetir lo que había dicho. Incluso se reía diciendo "ay usted cree que usted me va a dejar a mí?" Yo me cansé y saqué valor porque le empecé a gritar que lo odiaba, que ya no podía estar con el, que me dejara en paz.


Empecé a correr porque el empezó a tratar de pegarme. Agarré mis llaves pero finalmente me alcanzó en el descanso de las gradas. Me empezó a ahorcar y en ese momento pensé que me iba a morir. El se puso rojo de tanta fuerza que estaba haciendo y empezó a gritar con odio. Mientras me ahorcaba, me somataba contra la pared gritando del odio que tenía. Todo paso tan rápido que creí que me iba a morir y no pude pensar en nadie más, que en mi papá. Pensé que mi papá se iba a morir de la cólera si algo me pasaba y solo pude ver su cara.


Mi papá fue al único que vi el día que pensé que mi agresor me iba a matar. De verdad que lo único que quería era estar con mi papá. Quería estar con mi lindo papito en ese momento para que me protegiera y me diera un beso.


Ernesto empezó a tratar de besarme mientras me ahorcaba. Yo le empecé a pegar para que me dejara en paz. El se dio cuenta de lo que hizo porque empezó a gritar "la cagué" y empezó a llorar como nunca había visto llorar a nadie. Yo aproveché a correr y finalmente vi mi carro. Cuando ya iba llegando a mi carro me agarró del pelo y me tiró al suelo para pegarme en la cara. Luego que me pegó en la cara volvió a llorar y decirme que lo perdonara. Llamó a mi mejor amiga a decirle que la había cagado y que me dijera que lo perdonara.


Mi amiga guardó la postura y por teléfono me dijo "qué te hizo?" Yo le conté y me dijo "subite al carro y cerra con llave" así lo hice y mientras yo estaba asimilando todo, el estaba pegandole a mi carro con patadas y gritandome que me bajara o que lo dejara entrar. Solo le tiré su teléfono y no quise hablar con él. Sentía pavor. Mi amiga le dijo que por favor me dejara ir porque ya me había lastimado lo suficiente. El llegó a mi ventana y me dijo en un tono TAN sarcástico "disculpe oyó, las cosas se me salieron de control. Disculpe" y se fue.


En ese camino a casa yo no lloré. Me sentí aliviada porque ya no estaba con el y me di cuenta que tenía que salir de ahí; finalmente me quité la venda. Estaba en shock. No hablé, no llamé a nadie. Solo me fui escuchando música con mis pensamientos y no sabía ni qué hacer. Quería pensar que todo era una pesadilla.

Llegué a mi casa y actué con normalidad porque tenía miedo de mencionar que algo así me había pasado. Él me mandó un mensaje agradeciendome por todo y que no quería que todo terminara. Yo por miedo a reacciones futuras de él, le respondí que tuvimos buenos momentos pero que hasta ahí.


Luego, me acordé de la persona que me había llamado. Lo llamé y lo más chistoso de todo es que me había llamado para saber por qué yo le había dejado de hablar y que se había enojado por el mensaje que le había mandado meses atrás pero que sabía que era por Ernesto y que realmente no debía de dejarme. Que ironía, si tan solo el se pudiera imaginar lo que me acababa de pasar.


Todos los días me buscaba Ernesto. Algunos días estaba arrepentido y otros días solo

me buscaba para gritarme que era una puta y que qué asco le daba. Otro día me escribía diciéndome que lo perdonara por agredirme y por decirme lo que me acababa de decir. Solo

se iban agregando más cosas a la lista. Llegó Enero y me tocaba verlo en la universidad. Los primeros días no me habló y creí que finalmente había entendido que no quería saber nada de él.


Pasó la semana y como siempre, le dio ataque de ira. Llegó a insultarme a mi clase. Yo ya no me dejaba, le contestaba pero se ponía peor y me avergonzaba. Yo ya no podía caminar sola a mi carro porque el me seguía para gritarme o me esperaba por mi carro para gritarme que era una estúpida y algunos días llegó hasta burlarse y reírse en mi cara de lo que había hecho. Literalmente reírse.


Cuando estaba de buenas el llegaba a disculparse por todo y yo trataba de agradecerle por dejarme tranquila porque me daba miedo que si le decía algo me volvería a atacar. Pasó el tiempo y finalmente dejó de buscarme pero pasó 5 meses hostigandome casi que a diario. Yo tomé la decisión de salirme de esa universidad y dejarlo de ver por completo. No lo soportaba y odiaba que el estuviera como si nada en la vida. Cuando me cambié de universidad me sentí liberada y feliz. Fue la mejor decisión que pude haber tomado.

Muchas se preguntarán por qué yo no hice nada cuando el me agredió. Y la sencilla pero al mismo tiempo tan complicada respuesta es: miedo. No me atreví, me daba vergüenza aceptar que algo así me había pasado. Me decepcioné porque siempre habían policías rondando y ese día estoy segura que escucharon mis gritos pero nadie llegó.


Lo pudieron ver en las cámaras y nadie llegó a ayudarme. Me decepcioné porque algunos compañeros sabían que el me humillaba y lo trataban como si nada. Yo había sido la mala por dejarlo. No les conté a mis papás porque estoy segura que mato a mi papá de una cólera. Con el tiempo pude contarle a mi mamá y a mi hermana lo que había pasado para que entendieran por qué yo era como era.

Fue algo que sí marcó un antes y un después en mi vida. Muchas personas tal vez no lo entienden y yo tampoco lo quería aceptar; no fue hasta tiempo después que me di cuenta que me había traumado. Me despertaba en la madrugada llorando que alguien me iba a violar, que me iban a pegar, que hombres me agarraban, que hombres me retenían o me seguían. Mi esposo me alentó a ir a terapia porque le tenía terror a los hombres que no era sano para mí ni para nuestra relación y decidí ir. Sigo en proceso de perdonarme porque hasta el día de hoy me persigue la culpa de haber estado con alguien como él.


Si estás pasando por situaciones similares te puedo asegurar que no necesitas a nadie para que te de valor. Te juro que al principio duele pero el tiempo es mágico y lindo, que te aseguro que hará que pase y deje de doler. Te lo juro, te lo dice alguien que tocó fondo y logró salir. No es fácil pero vale la pena porque te empoderas y no hay nada más lindo que salir adelante.


Te aseguro que no estás sola y que si no se lo querés contar a tu familia, contáselo a una amiga de confianza o a tu psicóloga/o pero no te guardes nada. Hay gente que te ama y que te puede ayudar pero si así lo permitís.


Entiendo mil que te de vergüenza pero te quiero recordar que a ese agresor no le dio vergüenza humillarte y lastimarte entonces que no te de vergüenza aceptar lo que te hizo y denuncia.

Llenate de valor, llora si queres pero para adelante porque te mereces a la mejor persona del mundo y te aseguro que él no es el único que puede llegar a amarte.

Te quiero mucho y atrevete a denunciar por todas nosotras que nos dio miedo hacerlo y dejamos a nuestro agresor libre. Quiero que seas la voz de todas nosotras que escribimos anónimo. Te quiero fuerte y valiente por mi. Yo te creo.


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